El pájaro que dejé volar para que surcara mares y océanos,
selvas y montañas, pronto detuvo su vuelo....
Quizá por miedo a volar...
Construyó su clásico nido como final de cuento de hadas.
Motivo por el que adorné mi refugió para que anidase otro pájaro.
Después de un tiempo se posaba en mi ventana mirando hacia el interior, quién sabe para qué...
Cuando su bandada sobrevolaba mi casa salía huyendo,
regresando a su nido, ahora convertido en jaula.
quizá por miedo a ser proscrito por los suyos.
La vida le dio una oportunidad...
Y un día, dejé la ventana abierta para que pudiese entrar poco a poco.
No lo esperé en ella.
Nunca lo invité a entrar.
Debía entrar sólo, tomándose su tiempo...
Y aunque tímidamente se asomaba a ella nunca tuvo el valor de entrar.
Durante este tiempo, muchos otros pájaros intentaron entrar.
Quizá por el calor que desprendía mi refugio.
Pero amablemente yo lo impedía.
Un día, al despertar por la mañana...
Entendí, que ese pájaro estaba condenado a no volar.
Nunca fui yo quien lo impidió.
es que nunca se atrevió a volar.
Porque volver a mi refugio,
era volar por mares y océanos, selvas y montañas...
Poco a poco y sin que el pájaro fuese consciente,
la ventana a su felicidad,
......se fue cerrando.
selvas y montañas, pronto detuvo su vuelo....
Quizá por miedo a volar...
Construyó su clásico nido como final de cuento de hadas.
Motivo por el que adorné mi refugió para que anidase otro pájaro.
Después de un tiempo se posaba en mi ventana mirando hacia el interior, quién sabe para qué...
Cuando su bandada sobrevolaba mi casa salía huyendo,
regresando a su nido, ahora convertido en jaula.
quizá por miedo a ser proscrito por los suyos.
La vida le dio una oportunidad...
Y un día, dejé la ventana abierta para que pudiese entrar poco a poco.
No lo esperé en ella.
Nunca lo invité a entrar.
Debía entrar sólo, tomándose su tiempo...
Y aunque tímidamente se asomaba a ella nunca tuvo el valor de entrar.
Durante este tiempo, muchos otros pájaros intentaron entrar.
Quizá por el calor que desprendía mi refugio.
Pero amablemente yo lo impedía.
Un día, al despertar por la mañana...
Entendí, que ese pájaro estaba condenado a no volar.
Nunca fui yo quien lo impidió.
es que nunca se atrevió a volar.
Porque volver a mi refugio,
era volar por mares y océanos, selvas y montañas...
Poco a poco y sin que el pájaro fuese consciente,
la ventana a su felicidad,
......se fue cerrando.
1 comentario:
Precioso...
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