Desde que ya no callas ya no dices nada
Quizá sea mi silencio el que llena tus labios de palabras.
La nube azulada nubla la vista y algún día, quizá, hasta la vida.
El caminante sigue su camino con ojos en la nuca
Es por miedo que camina.
Y llegó el otoño para el árbol más frondoso.
Ya no cobija con la lluvia.
El caminante ya no lo verá en su primavera.
Y es allí, en el Oeste, donde los silencios
más palabras desvelan.
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